María Montessori realizó una distinción de suma importancia entre la imaginación y la fantasía. Mientras que la imaginación es una expresión creativa basada en los principios dela realidad, la fantasía es una diversión sin propósito alguno, ocasionando una desviación poco saludable de la normalidad para el niño. Esta distinción constituía una importante diferencia entre el Método Montessori y otra clase de métodos modernos que fomentan la fantasía y el fingimiento como actividades saludables y normales.
En un aula Montessori, la imaginación se fomenta mediante exploraciones de la realidad con los materiales Montessori y la manipulación creadora de éstos.
En este método se provee de oportunidades amplias para la experimentación con los materiales pertinentes, lo que se puede considerar que conforma una forma saludable de estimular los sentidos y una forma útil de fomentar la expresión de la imaginación.
No obstante, los niños en un salón de clases Montessori no están controlados como para que la fantasía y el fingimiento sean considerados como violación de las reglas básicas. Por ende, generalmente se trata de apartar a los niños de la fantasía indirectamente, haciendo que se interesen gradualmente en las actividades de la vida real que se les proporciona.
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